Las observaciones del presente libro intentan poner de relieve que la capcidad lingüística que se emplea para reflejar los contenidos de la enseñanza condiciona la posibilidad de ésta, pues las características de la representación adoptada constituyen a la vez los límistes de la ilustración que ella pretende lograr. En tal sentido, el juicio que la tarea de enseñar alcance de sí debiera hacerle ver con claridad que el empleo lingüístico que adopta no puede ser un inconveniente para su realización. Y está claro que la ilustración no respondería a su propio concepto si no asumiera la tarea de enjuiciar críticamente la más difundida e influeyente forma de representar las cosas de la época. Pues, frente al dominio de lo que ya es, la crítica es la exposición de lo posible y deseable, el medio para alcanzar la conciencia de la parcialidad vigente.
(contratapa)