El 25 de abril de 1911 Salgari se suicidaba de manera horrible: la locura, contra la que se había debatido en sus último sñaos y que lo había acosado tanto como la miseria, había ganado la partida.
El novelista de Sandokán, el Corsario Negro y tantos otros tipos memorables de la gran literatura de aventuras, dejó a sus hijos, al morir, el legado de sus Memorias.
Se reviven allí los mejores momenots de una existencia aventurera, una niñez pobre, las experiencias marineras de la adolescencia, la excursión hacia el mundo de la aventura que lugo reflejará en su obra, el regreso, la literatura ejercida como uan tarea cotidiana, como un trabajo obligado y duro para l asubsistencia. Los lectores de Salgari encontrarán en estas memorias, sin duda, el estilo, el ritmo, la fibra aventurera de sus mejores obras.
(contratapa)