Milosz, Oscar W. de L.

El cántico del conocimiento / Ensayo de traducción de Lysandro Z. D. Galtier, retrato por Aaron Bilis - 1a ed. - Buenos Aires : Santo y Seña, 1951 - 27 p. : il. ; 23,5 cm. - La Penumbra Lúcida N° 2 .

Clasificación original de la biblioteca personal de Alicia Eguren N° 106. El ejemplar presenta notas al margen. Dedicatoria en anteportada de Kika (Martha Eguren), dirigida a Alicia Eguren:
"Para Alicia, profunda conocedora de la "suave furia". Kika Chica Wini. 11 de Octubre de 1951"
"El Cántico del conocimiento, de Oscar Wladislas de Libicz Milosz, se compuso en la linotipia Goggi, de la calle General Urquiza 34, y se acabó de imprimir, para las ediciones Santo y Seña, en los talleres gráficos Descartes, de la calle Bolivar 1268, en Buenos Aires, el 5 de septiembre de 1951, primer aniversario del fallecimiento de la señora María Josefina Frayssinet de Galtier, a cuya dulce memoria renueva el traductor homenaje filial. Se imprimieron 300 ejemplares con retrato del autor por Aaron Bilis, númerados del 1 al 300, todos los cuales constituyen la presente edición.
Ejemplar N° 93"


Había en Milosz algo del alquimista y del nigromante. Sobre todo en él había uno de esos hombres para quienes lo absoluto existe y que, no son nada, ni pueden nada mientras no lo han conquistado. La vida y la obra de Milosz se hacen incomprensibles si uno no se persuade por adelantado de esta verdad: que lo finito no existe sino porque constituye la frontera de lo infinito. Baltazar Claes y Hoenoe Wronski transmudábanse alternativamente en la sombra de Milosz.

Con EL CANTICO DEL CONOCIMIENTO, Milosz nos ha legado un poema que permanece como un magnífico testimonio de la espiritualidad contemporánea. Pero, constituyendo la rutina la regla inflexible de als inteligencias, aun en los medios que están al servicio de esa espiritualidad, esta obra admirable es casi apenas nombrada. Y es quizás mejor que así sea. Una mitad de muchedumbre cegada corre al encuentro de esso fuegos de los que se les ha dicho que ardían en alguna parte, y para los cuales no está acostumbrada. Que la soledad de cristal en que Milosz ha vivido se perpetúe en torno a su recuerdo: algunos guardianes continuarán protegiéndola y celebrando su memoria. Edmond Jaloux.

Yo creo que el sentido de la grandeza, el de la predestinación y el de la gloria, cuano se enfrentan con la nostalgia del "amor inmenso, tenebroso y dulce", así como la ternura por lo uqe parece, y la delicadeza del corazón, producen un modo de excelso pético que se emparenta con el profetismo bíblico, del que la obra de Milosz nos alcanza una admirable expresión. Jacques Maritain.



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