Como todos los hombres del movimiento nacional que empuñaron la palabra como arma de combate en la ardua lucha por sus ideales patrióticos y populares, Arturo Jauretche comenzó con una juvenil vocación por las lides literarias, sobre todo la poética. Pudo ser -como también Raúl Scalabrini Ortiz y Homero Manzi- un destacado e importante "hombre de letras". Pero, como lo dijo Manzi, prefirieron ser militantes de la causa nacional y escribir letras para los hombres, para el pueblo, para las mayorías populares. En su libro de memorias Pantalones cortos, Jauretche incorpora algunos excelentes poemas suyos que recogen coloridamente aspectos de la llanura bonaerense a la que su vida pertenece. Aquí, en este magnífico relato histórico de entonación épica, que despertó a su aparición en 1933 -año del hecho revolucionario que conmemora, acontecido en el pago correntino de Paso de los Libres- el entusiasmo prologal de Jorge Luis Borges, puede constatarse con amplitud la facultad martínfierresca de que estaba altamente dotado Arturo Jauretche para el ejercicio del canto poético que él prefirió seguir entonando, de acuerdo con aquella preceptiva del "cantar opinando sin hacerse al lao de la huella aunque vengan degollando", en el periodismo de combate, en el discurso callejero, en las tribunas magistrales, en las páginas vibrantes de sus numerosos libros sociales, políticos, económicos y culturales, expositoras todas de su valiente y victoriosa payada de contrapunto por la causa y el pensamiento nacionales.