El tamaño de mi esperanza / Jorge Luis Borges
Por: Borges, Jorge Luis.
Tipo de material: LibroSeries Biblioteca breve. Editor: Buenos Aires : Seix Barral, 1994Edición: 1a. ed., 3a. reimp.Descripción: 137 p.ISBN: 950-731-075-4.Tema(s): EnsayosResumen: En El tamaño de mi esperanza, segundo libro de ensayos de Jorge Luis Borges, se encuentra ya la característica mezcla de apego a lo criollo, a la pampa y al suburbio, de inquietud por la literatura y de preocupación por el lenguaje que caracteriza buena parte de la obra del maestro argentino. Como ocurriera también con «Inquisiciones» y «El idioma de los argentinos» el libro, publicado en 1926, fue preterido en seguida por su autor, probablemente por el uso que hace en él de un vocabulario y ortografía "criollistas" y por su implacable autoexigencia: «Como el Gran Inquisidor -dice María Kodama en el prólogo al volumen y refiriéndose al mismo-, a través de un donoso escrutinio, Borges creyó haber alcanzado su destrucción [...]. Quizá el Gran Inquisidor, en su afán de buscar lo perfecto, fue injusto con ese libro de juventud. Creo que los lectores se alegrarán de que la obra exista.»Tipo de ítem | Ubicación actual | Signatura | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
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LIBRO | ISO - Biblioteca del Instituto Superior Octubre | 82-4 BOR (Navegar estantería) | Disponible | 0004 |
En El tamaño de mi esperanza, segundo libro de ensayos de Jorge Luis Borges, se encuentra ya la característica mezcla de apego a lo criollo, a la pampa y al suburbio, de inquietud por la literatura y de preocupación por el lenguaje que caracteriza buena parte de la obra del maestro argentino. Como ocurriera también con «Inquisiciones» y «El idioma de los argentinos» el libro, publicado en 1926, fue preterido en seguida por su autor, probablemente por el uso que hace en él de un vocabulario y ortografía "criollistas" y por su implacable autoexigencia: «Como el Gran Inquisidor -dice María Kodama en el prólogo al volumen y refiriéndose al mismo-, a través de un donoso escrutinio, Borges creyó haber alcanzado su destrucción [...]. Quizá el Gran Inquisidor, en su afán de buscar lo perfecto, fue injusto con ese libro de juventud. Creo que los lectores se alegrarán de que la obra exista.»
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